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DUELO "ES LA MANERA EN QUE LA NATURALEZA SANA UN CORAZÓN ROTO".

  • Foto del escritor: Siamo psicologia
    Siamo psicologia
  • 4 oct 2017
  • 4 Min. de lectura


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Duelo proviene de la palabra en latín “duellum”, la cual, hace referencia principalmente a la pérdida o separación de un ser querido, sin embargo, el duelo se puede presentar por diferentes eventos, como pueden ser: perder el empleo, perder una materia del colegio, perder a la mascota (fallecimiento o perdida), rupturas amorosas, problemas económicos, entre otros sucesos que llevan a la persona a experimentar diferentes sensaciones físicas y emocionales que le afectan una o varias áreas de su vida. En este apartado hablaremos específicamente del duelo que hace alusión a la pérdida por fallecimiento, debemos tener en cuenta que, es un proceso normal y natural que nos va a producir la ausencia de esa persona, “es un proceso de terminación de la vida y comienzo de la misma” (Asociación Mexicana de Tanatología, 2008). Es posible evidenciar la presencia de 5 tipos de duelos que se pueden presentar ante la ausencia de la persona, es importante identificarlos con el propósito de saber en qué momento se necesita ayuda profesional y en qué momento este duelo deja de ser normal para convertirse en un duelo patológico o crónico que merece atención prioritaria.

(Toledo, J. s.f).


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Además, se evidencian cambios conductuales, cognitivos, fisiológicos y emocionales en la vida de los dolientes, estos cambios pueden ser transitorios o por el contrario permanecer a lo largo de la vida de la persona, dependiendo en qué tipo de duelo se encuentra y que tipo de herramientas utiliza para afrontarlo. Es posible llegar a observar síntomas de tristeza recurrente, insomnio, pérdida del apetito (en algunos casos puede llevar a la persona a presentar trastornos alimenticios), el doliente se comienza a culpar por las cosas que hizo y que no hizo cuando su ser querido se encontraba con vida, algunas personas presentan pensamientos o ideas de muerte (en este caso es muy importante consultar con un profesional si se evidencian rasgos que indiquen que la persona se está haciendo o se puede hacer daño físico), se presenta disminución en el rendimiento de las actividades, deterioro funcional que se va prolongando con el tiempo, cambio de hábitos (dejan de hacer lo que anteriormente hacían) y en algunos casos se evidencian alucinaciones (escuchar o ver de manera fugaz a su ser querido). Todo ello, se presenta en el momento en que la persona no asume la perdida y queda estancanda en alguna de las etapas que tiene el proceso del duelo.


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La Primer fase hace referencia a ese proceso de shock, negación o pánico que genera la noticia del fallecimiento, es una etapa normal, aquí la persona está en crisis, es incrédula, esta desconcertada porque no comprende lo que está pasando y tienden a negar la realidad (Pérez, M. 2008).

La segunda fase es aquella en la que los llantos recurrentes, recuerdos, las culpas, el enojo y la tristeza aparecen, porque, se comienza a recordar aquellas peleas, discusiones, fiestas y fechas importantes, la voz, la risa y todas aquellas cosas que hacían única a esa persona, así mismo, el doliente evidencia culpa por cosas que pasaron o por cosas que no hizo por su ser querido cuando tenía vida, es posible que la persona en esta fase sienta que su ser querido va a llegar a casa como de costumbre, suele durar entre 3 a 4 semanas (Pérez, M. 2008).

La tercera fase se presenta cuando el doliente tiene resistencia a volver a la vida habitual, a seguir trabajando, estudiando y/o volver a la rutina de su día a día, se evidencian síntomas depresivos y de frustración porque la persona se vuelve más consiente del fallecimiento de su ser querido, así mismo, se observa desmotivación y desesperanza, esto puede durar de 4 a 5 meses (Pérez, M. 2008).

Y la cuarta fase lleva a la persona a aceptar y afirmar la realidad, es una etapa de recuperación, de esperanza y de entendimiento de lo que sucedió, aquí la persona genera aprendizaje sobre el evento y comprende que es un fenómeno normal de la vida, continua con sus actividades diarias (Pérez, M. 2008). ¡PARA TENER EN CUENTA!

  • Acepten y ayuden a aceptar la realidad ante la pérdida.

  • Experimenten y permitan que los demás experimenten el dolor a través de llantos, conversaciones, escritos, etc.

  • Adapten su vida y su contexto al ambiente en el que el difunto ya no está, re-organicen la estructura familiar, re-organicen espacios en la casa, re-organicen sus actividades.

  • Inviertan la energía en actividades y personas.

  • Siempre estén dispuestos a identificar señales de alerta que le puedan indicar que usted o alguien cercano necesita ayuda profesional. (Astudillo, W. Pérez, M. Ispizua, A. Orbegozo, A. 2007).

“El duelo es tan natural como llorar cuando te lastimas, dormir cuando estás cansado, comer cuando tienes hambre, estornudar cuando te pica la nariz. Es la manera en que la naturaleza sana un corazón roto”. Dou Manning Referencias.

Asociación mexicana de tanatología. (2008). Duelo Anticipatorio. En Asociación mexicana de tanatología [Versión Electrónica]. Recuperado de: http://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/03%20Duelo%20anticipatorio.pdf Astudillo, W. Pérez, M. Ispizua, A. Orbegozo, A. (2007). Acompañamiento en el duelo y medicina paliativa. España: Sociedad vasca de cuidados paliativos. Pérez, M. (2008). El proceso de duelo y la familia. Centro Iluntze. Recuperado de: http://www.paliativossinfronteras.com/upload/publica/aspectos-psicosociales/duelo/procesol%20de%20duelo%20y%20familia%20PEREZ.pdf Toledo, J. (s.f). El duelo anticipado. Recuperado de: http://es.slideshare.net/JorgeTrevio/el-duelo-anticipado

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